Parques Nacionales: un camino hacia la conservación de nuestra biodiversidad

Como consecuencia del apogeo del ser humano a lo largo de la historia, diversas especies se han extinto generando una herida grave en la biosfera de nuestro planeta. Una situación que ha ido en tendencia, provocando una crisis ambiental que nos afecta a nosotros mismos. Es  por ese motivo que hace décadas la tendencia por la conservación y la fomentación a una vida más sustentable han establecido diversos mecanismos para preservar a las especies que conviven en este planeta.

Hace más de un siglo, en 1872, en el noroeste de los Estados Unidos se fundó el primer Parque Nacional del mundo: el popular Yellowstone National Park. Aunque para ese entonces ya existían otros «territorios protegidos», este parque es reconocido como el pionero de este formato, generando el surgimiento de diversas áreas en el resto del mundo donde el impacto del ser humano/a es mínimo e incluso nulo.

La preocupación, tanto de civiles como de los organismos gubernamentales, por conservar la biodiversidad nativa o representativa no tardó en llegar a Chile. Ya a finales de 1872 comenzaron diversos movimientos ciudadanos que ejercieron presión para promulgar leyes de protección natural, en un principio solo en el sur del país.

Para principios del siglo XX, se comenzó a gestar las reconocidas “reservas de bosques fiscales”, lo que otorgó más derechos de protección para estos territorios. Este concepto fue la base principal para que en 1931 se promulgara la Ley de Bosques, la que permitió que por medio de un decreto presidencial se fundaran Parques Nacionales a lo largo del país.

Gracias a esta nueva ley, en 1965 la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que tomó las responsabilidades de estos espacios, contaba con 26 Parques Nacionales de norte a sur. Y en solo un año sumaron 5 más a su lista. Esta tendencia fue en crecimiento para las décadas siguientes, y en la actualidad CONAF cuenta con 42 Parques Nacionales, a lo que se le suman 46 reservas naturales y 18 monumentos nacionales. ¡Un total de 108 territorios de norte a sur protegidos por CONAF!

Es así cómo la implementación de Parques Naturales se ha convertido en una de las formas más eficientes para la conservación de flora y fauna.

Gracias a la nueva serie documental de Netflix, “Nuestros grandiosos Parques Nacionales”, ha incrementado el interés por la conservación y conocer el trabajo de los y las profesionales que gestionan estas áreas protegidas.

Por qué conservar la biodiversidad

En la actualidad, el concepto principal en los parques nacionales es la preservación a largo plazo, en búsqueda de proteger especies y biomas en peligro de extinción. Es la denominada conservación “In Situ”, como explica Julianna De Abreu, “porque se ejecuta en el lugar en que las especies están distribuidas naturalmente”, define la Bióloga, magíster en Ecología, investigadora y docente de la Universidad Católica.

Este es el principal factor que diferencia a los parques de otros métodos de conservación, como los zoológicos especializados, los jardines botánicos, bancos de semillas y más. “Es muy difícil mantener poblaciones de especies fuera de su hábitat y que puedan sobrevivir a largo plazo”, señala Juliana enfatizando el rol de los parques nacionales.

“Un parque nacional representa grandes secciones de todo tipo de superficies que siempre existieron biológicamente en esas zonas, por lo que son fundamentales por muchas razones”, complementa Roberto Nespolo, ecólogo, investigador y director de la Estación Biológica Fundo San Martín.

“Nosotros estamos afectando en diferentes factores al medio ambiente. Destruyendo los hábitats, destruyendo los bosques y reemplazándolos por producción forestal o por medio de la agricultura, o por la expansión humana de ciudades, la contaminación de las industrias, la caza, sobreexplotamos recursos”, explica Juliana sobre nuestro impacto en la biosfera.

Es por esta situación, que un parque nacional se vuelve necesario, porque la conservación también lo es, por el bien de nuestra propia especie y de las demás que conviven con nosotros. “Hay un valor intrínseco de que las especies deben persistir y sobrevivir en el tiempo y si quieres pensar en un valor para nosotros, la conservación de especies y ecosistemas nos benefician mucho”, destaca la ecóloga e investigadora.

De esta forma, estos territorios protegidos y otras tendencias amigables con el medio ambiente son un bien a corto y largo plazo tanto para el ser humano como para todos los seres vivos del planeta. 

Un territorio sin impacto humano

Como especie, nuestra presencia provoca cambios al medio ambiente en muchos aspectos. Nuestra necesidad de obtener recursos, de poblar, de construir, de generar desechos y otras acciones que a lo largo de la historia se han potenciado por la sobrepoblación de humanos en la tierra.

Y a pesar de que nos encontramos en gran parte del mundo, los parques nacionales representan un territorio sin humanos. O al menos, con una cantidad mínima de humanos. “Una zona protegida por definición debe tener el impacto humano controlado. No necesariamente no existe presencia de humanos, pero sí debe estar controlado porque lo que uno quiere hacer es sacar los efectos antrópicos”, explica Roberto Nespolo.

¿De qué trata este impacto humano controlado? Principalmente al cuidado y protección, investigación y seguimiento de especies, y un turismo gestionado y responsable. Estas son las principales actividades que se pueden ver en cualquier Parque Nacional, donde podrías caminar durante horas sin encontrarte con un humano. 

“Los parques nacionales tienen que estar orientados a la preservación, a extraer las actividades humanas que generan o generaron degradación, pero a su vez tienen que permitir la investigación y estos territorios son esenciales para diversas disciplinas científicas”, habla Nespolo quien destaca la labor de las Estaciones Biológicas como centros naturales de investigación.

De hecho, gracias a estos principios es que muchas especies se han visto beneficiadas, llegando al punto de superar la población en categoría de extinción. Además, gracias a los parques nacionales es que todavía podemos convivir con uno de los protagonistas de la serie documental de Netflix: el monito del monte.

Este marsupial es único en el planeta, es considerado un fósil viviente y su supervivencia se ha gestionado por medio de un exhaustivo seguimiento a esta especie, donde Roberto tiene más de 10 años de experiencia investigando a este tierno amigo de los bosques lluviosos. 

“Es fundamental la existencia de parques nacionales para estas especies o biomas. La población más importante del Dromiciops gliroides (nombre científico del monito del bosque) están en casi puros parques nacionales” indica el ecólogo e investigador.

¡Más parques nacionales! Y también corredores biológicos

Si bien, Chile ha destacado por su gran progreso en la promulgación de parques nacionales y el trabajo que realiza CONAF para su protección, claramente no es momento de bajar los brazos.

Estos territorios no solo potencian el turismo sustentable para concientizar a la población sobre la conservación y la naturaleza de nuestro país. También nos permiten preservar nuestros territorios para futuras generaciones y combatir la crisis ambiental.

Existen dos desafíos que destacan nuestros expertos. El primero es la creación de parques nacionales que tengan territorio marino en sus limitaciones. La mayoría de nuestros actuales parques se concentran hacia la zona cordillerana y dejamos en abandono decenas de especies que viven en territorios más húmedos o directamente en el Océano Pacífico.

El otro desafío es fomentar la promulgación de corredores biológicos, es decir, rutas naturales que conecten los parques nacionales y permitan la migración de las especies a nuevos territorios y así lograr una conservación más efectiva con diversas poblaciones de animales. 

Para ello es necesario generar una conciencia colectiva y hacer más populares a los parques nacionales, por medio de un turismo sustentable. “Yo invito a la población a visitar y conocer nuestros parques nacionales. Una visita recreativa, pero fundamentalmente cultural. Cuando las personas visiten los parques, intenten visitar los más diversos posibles, tenemos una variedad enorme con nuestro país”, enfatiza Roberto Nespolo.

Invitación a la que se suma Juliana De Abreu, destacando el valor de estos territorios y lo necesarios que son para el ser humano: “nuestro futuro depende de cómo cuidemos y respetemos estos parques. Y ojalá las personas en sus hogares puedan observar la biodiversidad y tener un respeto hacia ella”.

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